miércoles, 29 de agosto de 2007

5 de Agosto

En este post voy a intentar contar lo más resumidamente posible los acontecimientos que tuvieron lugar ese día, es de esas veces en las cuales parece ser que las casualidades se escapan sobre todas las probabilidades posibles.
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Nos levantamos temprano, como los otros días de exploración en el Pinar, pero ese día sin duda era especial ya que teníamos la total convicción de que íbamos a encontrar alguna de las torres.
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En primer lugar nos dirijimos hasta el final del Pinar, su extremo Norte, con la idea de fotografiar las ruinas antiguas y las torres que claramente aparecen en la zona Norte, pero cual fue nustra decepción cuando vimos el canal de riego que se cruzaba nuestro camino. Otro error de cálculo, entonces teníamos dos opciones, o buscar un puente que ignorábamos donde podía estar o bien seguir buscando torres.
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Optamos por la segunda opción, la razón, porque el plan para ese día era muy ambicioso, queríamos terminar con los Pinares de Bonanza y con el fuerte de San Salvador, pena que se quedase en el camino.
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Bien, nos dispusimos a ir a la caza de la torre que más claramente se aprecia, la situada a 36 52 40,60 N y 6 17 56,80 W. Cruzando el pinar descubrimos un talud perfectamente simétrico, al menos a nuestra vista y que seguía una forma lineal indudable.
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Tras varias aproximaciones fallidas y tras consultar en varias ocasiones el camino en mi sufrido portatil, Roberto logró dar con la salida del coto, de nuevo casualmente dimos con un lugar en el cual la alambrada estaba cortada y pudimos salir.
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Dimos con la torre, por nuestros datos de GPS no es exactamente allí donde estaba marcada, y si bien es cierto que la emoción fue inmensa, al menos por mi parte hubo una serie de hechos que no me cuadraron. Había huellas de rodadura por ambos lados de la estructura y lo que lo formaba era arena que parecía haber sido echada sobre el terreno. Es mucho lo que he pensado acerca de ello, hasta que punto puede permanecer una estructura de este tipo en el tiempo y por qué en otros casos no las hemos encontrado.
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Aún así cogimos muestras del terreno por si a alguien le interesa. Al volver por el paso Roberto me desveló la diferencia entre una persona de Madrid y otra de Bilbao. El de Madrid, es decir yo, se agacha retirando los matorrales para poder abrirse paso. El de Bilbao, es decir Roberto, levanta los brazos y arrolla con todo lo que coge a su paso hasta que se abre camino. Una observación de lo más acertada la verdad.
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Después de aquí y de camino al coche de nuevo encontramos de nuevo el talud linal del que hablamos antes. Sinceramente ese junto con el gran cuadrado es uno de los puntos más intrigantes que encontramos en toda la exploración.
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Como los días anteriores no dimos exactamente con el punto 3, nos decidimos a buscarlo. Esa fue una buena idea pero con consecuencias no tan buenas. Tras dar con una serie de taludes impresionesntes y seguirlos, nos perdimos. Pero no un poco sino muy perdidos, y por increible que pueda parecer ni con portátil, ni con GPS nos encontrabamos, fue un poco chocante la verdad, el comprobar como se puede tener tan poco sentido de la orientación en un momento dado.
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Después de dar muchas vueltas salimos al camino y al coche con la intención de ir a la zona del Tarelo (Como curiosidad diré que la gente del lugar lo conoce como Talero), cuando llegamos allí y fuimos aechar mano de la cámara nos percatamos de que la habíamos dejado en uno de los bloques de hormigón que delimitan el camino.
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Cuanto pasó, cinco minutos, creo que no llegaron, Roberto enfiló el Pinar dirección Norte en busca de SU camara y SU PDA, porque si me gustaría que quedara claro que el equipo fotográfico y de situación geográfica lo llevó él. Bueno, pues os podeis imaginar, llegamos y de aquello no había nada de nada, lo que pensó Roberto es que alguien que húbiese pasado hacia arriba lo habría cogido y en esa dirección sólo había pasado una furgoneta y un ciclista. Alcanzamos al ciclista y nada, y cerca de diez kilómetros después y ya en las salinas de Bonanza encontramos a la furgoneta y tampoco.
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En fin, con los animos un poco destrozados y sin esperanza ya, le comenté a Roberto que cuando subiamos a buscar los aparatos me había quedado con el modelo y matrícula de un coche que bajaba y que por qué no podría ser que lo hubiesen cogido ellos, claro, la esperanza de alcanzarlos era totalmente nula, entonces la resignación fue total. "Si tiene que aparecer aparecerá" me parece que fueron mis palabras.
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Total, que nos fuimos a comisaría y tras esperar un rato denunciamos la desaparición y al salir mi reacción fue decirle a Roberto que ya la solución era tomarnos una cañita. Bueno, aqui viene lo mejor, ni en la playa porque no había sitio, ni en la calle de la comisaría porque tampoco había sitio y al coger una callejuela por la que yo creo que nunca nos habiamos metido de pronto, taca, el coche que yo había visto. Claro, la tensión se cortaba con un cuchillo, esperando rondando y mirando el coche, hasta un señor que había por ahi nos dijo, ¿os han hecho algo?
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Mi solución, la de siempre, "Roberto vamos a tomarnos una cañita y unos langostinos ahi enfrente y les esperamos" y vaya si aparecieron, un matrimonio con su niña al cual en el momento que les dijimos si habian encontrado algo sin dudar nos lo entregaron y nos dijeron que lo iban a denunciar a comisaria.
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Final feliz, y como podeis imaginar en ese día de subidas y bajadas y ya a las tres de la tarde decidimos tomarnos el día de fiesta con lo que no acabamos lo que fuimos a hacer.
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Seguiré contando cuando recopile todas las fotos junto con la información del cuadreno de campo sobre todo las carencias que hemos tenido y lo que se debería tener en cuenta en el caso de que alguien se decida de nuevo a ir por allí, no se si Roberto querrá, pero yo si que estoy dispuesto a repetir.
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Continuará..............

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